Una colección inspirada en la sociedad de los 50, en esas mujeres de la aristocracia de opulencia subversiva. Una moda "práctica" que Cristóbal Balenciaga confeccionada ya en San Sebastián, y posteriormente, en París.
Alexander Wang se sumerge en los archivos de Maison Balenciaga para reinterpretar las piezas, siluetas y volúmenes que definieron el devenir de la moda contemporánea por parte del genio creativo vasco.
Abrigos y chaquetas que seguían la línea barril y semi-fitter del comienzo de los 50, donde la cintura pierde el protagonismo y el volumen se rompe en las caderas.
Los tejidos se mantuvieron dentro de lo que conocemos como Alta Costura, con tweeds en nubb, así como "windowpanes", sin olvidar los mínimos detalles en plumas y pelo, utilizados por Cristóbal Balenciaga en sus colecciones finales. Fueron los detalles en las prendas los que dieron el toque Wang al Balenciaga del próximo invierno.
Grapas metálicas que se alineaban en las costuras diagonales de las faldas, cinturones negros y diminutas hojas de "afeitar" que suturaban juntos para crear una coherencia street en lo clásico de los archivos de la casa española.
Las piezas finales fueron una representación fehaciente de la estética túnica y saco, donde la volumétrica en hombros y caída de la cintura convertía las faldas en pura magia para esta Paris Fashion Week.
Nicolas Ghesquière, hace ya una década, hizo su propia colección de archivo para Balenciaga. Sería injusto comparar a Wang con Nicolas, pero esta elección de la dirección para el próximo otoño es de aceptar, y alabar. Quizá ha podido quedarse corto con la historia de la Maison, y por ese riesgo en la utilización de algunos iconos poco prácticos. Lo que si es cierto es que, Alexander Wang. ha demostrado, una vez más, el imponente talento que tiene. Y, que ya sea en París o Nueva York, su corona será reclamada tarde o temprano.
Besos enormes,
Iñaki
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